Los enfrentamientos
se debieron a la preocupación, de perder sus costumbres y sus tierras. El
interés del colonizador eran las tierras, la avaricia y el interés económico en
fértiles terrenos araucanos de los cuales podrían ser explotados y obtener
buena fortuna con ellos. Al llegar a dicha región, comenzaron el proceso de
aculturación, el cual paulatinamente un pueblo pierde su cultura originaria y
la remplaza por una foránea. Los indígenas al sentirse amenazados, comenzaron
por sus propios medios a defender sus tierras y mantener su cultura original,
con enfrentamientos.
Se desarrollo un proceso de colonización espontanea,
este fue fomentado desde el estado y se materializo en la venta de tierras
indígenas, comenzando con la provincia de Arauco. De esta forma, los
territorios ubicados entre los ríos Biobío y Malleco fueron incorporados
mediante la compra y usurpación o la ocupación, provocando como consecuencia el
desplazamiento progresivo de la frontera hacia el sur.
Comenzando con los
enfrentamientos, las primeras incursiones de ejército chileno en la zona se materializan
en los años posteriores a la independencia. Durante la década de 1860 la acción
del ejército en la zona se intensifico con el argumento de detener un posible
levantamiento indígena la llegada del comerciante francés Orelie Antoine de
Tounens, quien se proclama rey de la Araucanía. Con este objetivo, el estado
comisiono al coronel Cornelio Saavedra para que iniciara un plan de ocupación
militar del territorio mapuche.
El pueblo araucano
reacciono con fuerza ante estas acciones y se organizo en dos levantamientos
efectuados en 1865 y 1868 que fueron violentamente reprimidos por el ejército.
La penetración del
Estado en la zona Araucana significo un cambio en las formas de los indígenas.
Las políticas utilizadas fueron violentas, pues la población mapuche se resistía
al avance del gobierno chileno. Las tierras ocupadas fueron rematadas y
vendidas a chilenos y colonos extranjeros, pero con más frecuencia a suizos,
españoles, franceses y alemanes. Los cuales iniciaron la explotación agrícola
intensiva orientada al cultivo de cereales.
La población
mapuche que habitaba en esas tierras fue removida hacia las zonas cordilleranas
o reagrupadas en reducciones indígenas, las reducciones entregadas a los
caciques locales, pero no todos los jefes de familia pudieron acceder a estas
tierras y como consecuencia, tuvieron que emplearse como inquilinos o peones en
las haciendas recién creadas. Es así como la zona de la Araucanía se ha
mantenido hasta la actualidad como el centro de la identidad indígena, el que ha
realizado una lucha permanente por la defensa y la reivindicación de su
territorio y cultura.